viernes, 19 de octubre de 2012

Cenicienta

Me quedaré hasta las 12 como cenicienta:


Hoy he vaciado ese cajón de calcetines desparejados
tan impotentes como un sueño tras el despertador.
"Voraz y desalentador como su trabajo precario"
Ahora solo queda un tema repetitivo en el auricular
y algún bus que vaya al sur a buscarme a la orilla.

Siempre puedo vivir en conchas de ermitaños sin rotondas
donde ver girar los mismos coches sucios todos los días,
o asaltar una palmera de esas, que no dan sombra a los inviernos.
Ahora puedo volverme y cruzar la absurda necesidad
de los hombres, que viven tristezas a gastos pagados.

Y si viene la rabia a mi orilla de arena fina y limpia
miraré como se marcha en una ola de frío sudor
mientras mi sábana quiere dormir conmigo de nuevo.
Y si el amanecer me coge en la cama de sábado
podré zurcir mi persiana y dejar correr preguntas.

Así podré correr por playas desiertas de sirenas vetustas
buscando el telón del mundo como siempre he querido,
sin gritos ni miedos envasados al vacío.

Podré beber el aíre de un tazón de café de blanco.
desayunar mirando mi vida doblarse como mimbre,
y tener una esperanza caliente enfriando en la tostadora.