viernes, 16 de octubre de 2009

Mi romántico esperpento.

Allí se te ve, sentado, adormecido
lloroso, fantoche de feria.

-Te has dado cuenta.

Eres una errata del mundo,
un peón ahogado de ajedrez
que tuvo aspiraciones de rey.

Solo hay ruinas de óxido
en un laberinto abandonado
por la atenta mirada
del hijo y el padre.


¿De que vale una flor de plástico
en un jardín sin agua?
Ahora que reina el silencio
en los primeros pisos
donde nadie escucha sesudos
disparos de amor
por las sienes (de las calles)
de Madrid.


Ahora que nadie lucha
por cambiar los infiernos
por luces de burdel
donde Alpha recién nacido
contempla el cadáver de Eva
y nunca llega el miércoles de ceniza.


Mientras un sol radioactivo
nos calienta la humanidad
me he sentado a morir placidamente contigo
esperando un animal blanco.
Desconsolados taciturnos.
Escoria de brasas.

Lo prescindible
nunca nos cabrá en la mano.

Los restos no son un regalo
y en los ideales
ningún dios nos concederá
un deseo de nácar
sobre un faz tan ajada y pálida
dentro de un sueño de pino.

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