En esta caverna de insomnes,
esperan los extraños
a que ese guardapapeles
del amanecer, pague la cuenta,
y vaya a por café caliente
a otra pulpería de mañana.
Al salir, la primavera.
Los primeros derrotados
fallecen ante los jardines,
y más allá, brotan
los abrazos y la seda.
No quedan graciosos
en esta comedia
de vuelta y media
declinada en Orfeo.
Quedan los inmortales
y los intermediarios,
quedan los debates
de acera y debilidad.
La sombra del tabaco
busca los últimos tiros,
patrona de un esclavo.
Mientras, una mano
cierra el telón
y nos susurra:
-buenos días
La soledad es un dolor latente
simple y con estribillo.
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