domingo, 21 de marzo de 2010

Poema de amor y otras decepciones.


No recuerdan las manos,
ni el orgullo, sombras morenas
paseando por un boulevard.
Guijarros, cortando terciopelo
bajo luces de pago.
Ojeras de la decepción.


He olvidado el motor del mundo
he olvidado mi renuncia
encima de tu mesa
cuando sonó el despertador.


Ahora, solo queda un ingrato arquitecto.
Un renegado sacrílego,
una partitura del corazón forzada.


Quien escucha gritar
a un mudo en una balsa sin remo...
Quien abandona la partida
y decide abastecer la espera
consumida por la grasa.
El tiempo perdido
baña las costas de Madrid
y la vorágine marabunta,
es huésped ingrata
de la eterna decepción.


Alguien encontrará
el mensaje en la botella,
y yo, seguiré recordando
lo que dura en la boca,
el último beso recibido.

2 comentarios:

Enrique Gracia Trinidad dijo...

Llevé este y otros poemas tuyos a la Tertulia-Taller, sin decir que eran tuyos.
La opinión fue muy favorable.
Siempre podrás ajustar cosas pero donde hay... hay.
Besos

BeatrizMArranz dijo...

Me encantó el último párrafo :)

Y me vino a la mente...

"Pero nadie puede salvarme, nadie sabe lo que sabes, y tampoco
entregarían lo que vale mi rescate.
No hay dinero, ni castillos, ni avales,
ni talonarios, no hay en este mundo,
aunque parezca absurdo,
ni en planetas por descubrir, lo que aquí te pido"

El rescate

;)
Donde hay... hay. Jeje.